Hace
unos días me reencontré con una película que tenía en el olvido. Se trata de “El
acorazado Potemkin” de Serguéi Eisenstein y más concretamente con el fragmento
de La escalera de Odessa, donde las fuerzas zaristas masacran a la población
civil.
La
escena es espectacular, está realizada de una forma soberbia, es francamente
dura y considero que no deja indiferente a nadie.
No
me gusta ser pesimista, ni hacer miradas al pasado...
Últimamente
prefiero ver un cine que me entretenga, que no me haga pensar, ni que me haga
pasar malos ratos, aunque de vez en cuando conviene volver a visionar
determinadas escenas y películas que grandes directores de cine nos han dejado.
Tan
solo, para hacernos reflexionar un poquito y no mirarnos tanto el ombligo.
Lo mismo me pasa a mi, aunque la verdad es que me esfuerzo por ver un poco más de buen cine, porque tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo grandioso. Y a veces hasta acierto. :)
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo peor de todo Javier, es que cada día nos perdemos como tu dices algo grandioso, pasando desapercibidas las cosas realmente importantes.
EliminarUn abrazo