Escultura, Arte y Música

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viernes, 30 de agosto de 2013

Un par de pátinas


Termina un verano seco, un verano en el que se puede contar con los dedos de la mano los días que ha llovido. Un ambiente realmente seco y caluroso que no ha sido favorable para una buena oxidación de la media docena de esculturas que he realizado estos dos últimos meses.

Cuando hago una escultura me gusta que sea el tiempo el que dé por finalizada la obra, dejando a las inclemencias meteorológicas que hagan su trabajo, que actúen en las obras lentamente, para que estas muestren su óptima oxidación.

Lamentablemente esto no ha podido ser, pues algunas de estas obras iban destinadas a concursos y la falta de tiempo me ha obligado a usar métodos más drásticos.

Cuando me veo obligado a usar ácidos corrosivos para una buena pátina en el metal, acelero el proceso de oxidación, consiguiendo unos resultados parecidos a la pátina del tiempo, aunque creo que no la supera.

En fin, me pongo a tratar el metal y el producto que tenía guardado en el taller no funciona como debiera, no sé si equivoqué las etiquetas del frasco o cual era el motivo, pero no conseguía el resultado que deseaba, así que me tocó volver a limpiar la escultura para empezar de nuevo.

Las prisas y el final de la entrega de una de las esculturas para un concurso se acercaba y opté por recurrir a una de las soluciones más sencillas, aunque no me convenza del todo.

Una vez limpia la escultura con ácido clorhídrico rebajado (salfumán o aguafuerte) dejé reposar la escultura, y al cabo de un rato la rocié con agua oxigenada rebajada con agua destilada y deje actuar, volviendo a rociar hasta conseguir el efecto que deseaba.

Una vez hecho esto la lavé a chorro con la manguera y la froté suavemente con un estropajo medio.

Este tipo de pátina es sencillo y rápido, y muy efectivo, sobre todo cuando el tiempo no acompaña, pues eres tú el que controla la tonalidad.

Si, un verano seco, muy seco, que para otra pátina me resultó bueno.

En esta ocasión tenía que oxidar una escultura en hierro con un aspecto verdoso, lo que no me ayuda cuando hay humedad en el ambiente.

Si el usar determinados ácidos como el clorhídrico, el nitrato de hierro, cloruro férrico o agua oxigenada me llevan al acero a un tono pardo oscuro, negruzco  o rojizo, el tratar el hierro con nitrato de cobre, me permite “engañar” al metal consiguiendo tonalidades verdes, más o menos oscuras dependiendo de las manos que dé o del calor que proporcione a la escultura.

Este tiempo seco es bueno porque mantiene el metal sin apenas humedad, lo que es importante, pues de no ser así, un cambio brusco de temperatura o humedad hace que se “caiga” el tono verde.

Habitualmente termino esta pátina aplicando un barniz de metales mate para hacer duradera la pátina.

Estas son dos de las técnicas oxidación que he realizado este verano, porque el tiempo, unas veces acompaña y otras no.

 

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