Escultura, Arte y Música

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lunes, 17 de septiembre de 2012

El arte es para disfrutarlo


Recorría el pasillo de la casa de mis amigos y veía cuadros colgados con pinturas de lo más variado. Me llamaba la atención especialmente aquellas escenas de caza en la que unos perros perseguían a un ciervo. Escenas que por otro lado se repetían en diferentes casas, variando en cuanto a la composición del cuadro. Unas veces eran dos ciervos los perseguidos, otras, los perseguidores eran unos jinetes ingleses acompañados por una jauría de perros. En definitiva, cuadros que parecían pintados por la misma persona.
Yo no entendía por qué en mi casa no había este tipo de cuadros. Quizá mis padres no tuvieron la oportunidad de adquirir alguno, quizá no les gustase, o quien sabe, a lo mejor, el “prolífico artista” agotó su “ingenio”…

Con los años descubrí mis dudas.

Me acuerdo de aquellos espejos circulares que se ponían en las entradas, espejos que en ocasiones tenían múltiples brazos simulando el astro rey, tapices con escenas similares a las citadas anteriormente o con ambientes campestres…
Los más avanzados, tenían reproducciones de cuadros de los clásicos, relieves en estaño y alguna que otra figura de porcelana de dimensiones considerables.
Tuve amigos y compañeros de colegio de diferentes estados sociales, y curiosamente en sus casas había algo de todo esto. El mismo cuadro adquiría un valor u otro dependiendo de la estancia donde se encontraba. No era lo mismo tenerlo en el pasillo, en la entrada o en el salón, dónde su protagonismo era total.
Como digo, el poder adquisitivo de las familias no variaba los gustos de entonces. Había lo que había, y la decoración de las casas, en cierta medida se basaba en las pocas revistas de decoración existentes y en lo que se veía en las películas.

Pasados los años la cosa no ha cambiado tanto. Las escenas de caza se han sustituido por fotografías de paisajes urbanos en blanco y negro, a poder ser de Nueva York, los espejos, ahora son cuadros abstractos realizados en serie, adquiridos en tiendas de decoración, y las figuras de porcelana han dejado paso a esculturillas étnicas…
Me diréis que no todo el mundo ha vestido su casa de igual forma, y es cierto. Lo que no podréis negar es que todos tenemos muchos conocidos que decoran su hogar de igual manera.
Si, afortunadamente, hay personas que cuando adquieren un cuadro lo hacen porque realmente les gusta, no pensando en que sus colores le hacen juego con las cortinas. Cada vez hay más apasionados del arte, que invierten parte de sus ahorros en obras originales, sin importarles si es del agrado de su vecino o si son de un autor reconocido.
El arte es para disfrutarlo, y no para decorar un espacio. Cuando adquieres una obra, comienza a formar parte de tu vida, creándose un vínculo entre el artista y el nuevo dueño, (al igual que tus hijos, que son parte de ti, no decoran tu vida). Muchas veces no conoceremos al artista personalmente, pero sabemos que lo que ahora tenemos es parte de él. Cosa que no sucede con los objetos decorativos hechos en serie.



 

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