Escultura, Arte y Música

Escultura, Arte y Música



lunes, 4 de junio de 2012

Cronometrando el arte

Con el comienzo del buen tiempo en numerosas localidades españolas se pueden ver en distintos rincones de las mismas, pintores participando en esa actividad que han venido en denominar, “Concursos de pintura rápida”.
Cada vez son más las poblaciones que se suman a este tipo de concursos, y la participación de pintores va aumentando día a día.
Caballetes portátiles, mesas de campo, aparejos hechos para la ocasión, pinceles y pintura, están preparados, para que en un corto periodo de tiempo pongan su impronta en un soporte, que previamente la organización ha marcado.
En unas pocas horas el cuadro debe estar terminado para que el jurado calificador disponga un veredicto de la obra aún fresca.  
La estampa del lugar es atractiva, pues el ciudadano puede comprobar la pericia de los artistas ante el lienzo.
Existen auténticos concursantes profesionales, que semana a semana se desplazan de un lugar a otro para plasmar su trabajo, un lugar de encuentro entre compañeros y amigos, compartir experiencias, y por qué no, con un poco de suerte llevarse un “dinerito”
En un anterior post, comentaba el tiempo que se tardaba en realizar una obra.
Efectivamente, esas horas que estos participantes utilizan para realizar su obra no es el tiempo real, pues antes está su trayectoria y profesionalidad.
He visto el resultado de varios concursos de este tipo y hay cuadros verdaderamente buenos.
Lo que me ocurre, en lo más profundo de mi ser es algo extraño. Por un lado, valoro la pericia y la rapidez en plasmar un rincón de esa ciudad o paisaje. Por otro lado, todos sabemos que un cuadro se puede tardar en hacer unas horas o unos meses, pero hay algo que normalmente la obra de arte lleva intrínseca, como es ese halo de misterio o de secreto de autor, la intimidad del artista con su obra, la cocina del arte, algo mágico que se descubre al común de los mortales.
Nunca me gustó que se sacaran a la luz los trucos de magia, y mucho menos convertirlo en espectáculo.
Llega un momento en el que te planteas si lo que estás viendo es arte, estupendos pintores haciendo cuadros como máquinas o simplemente eso, un concurso más.
Con esto, no quiero en absoluto menospreciar el trabajo de algunos pintores, sé que parte de ellos se presentan a estos concursos simplemente para sacarse unos euros, siendo ellos conscientes de que lo que están haciendo no sea lo suyo.
No sé qué tendrán estas convocatorias, pues parece que crean adicción.
Me gusta que haya concursos, y estos pueden atraer más gente al mundo del arte al sacarlo a la calle, pero convertir el arte en un show no sé hasta que punto es recomendable.
Tiempo e intimidad es lo más preciado del artista, e imponerle unas horas para realizar su trabajo, considero que va en detrimento de la verdadera vocación artística.
A favor de estos concursos, también observo los nuevos valores que se acercan a la pintura, y la posibilidad por parte del público de adquirir un cuadro a un bajo precio.
¿Realmente esto último es bueno para los artistas?
No sé, debo estar equivocado, pues como decía antes, rara es la población que en sus fiestas o semana cultural no incluya en su programa este tipo de certámenes.
Quizá, un día sea yo mismo el que los defienda a capa y espada, aunque, nunca sabré si sucederá…  

No hay comentarios:

Publicar un comentario