Escultura, Arte y Música

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martes, 20 de marzo de 2012

Me llamaran...

Durante doce años he compaginado mi labor escultórica con la artesanía. Mi idea era estar unos años realizando ferias para conocer el mercado y conocer de primera mano lo que solicita el público.
Elaborar lámparas y mobiliario auxiliar con diseños propios y buenos materiales no es suficiente para subsistir en unas ferias en las que hay gran variedad de objetos a muy diversos precios.
Mi stand en el que convivían lámparas y esculturas, poco a poco iba teniendo más aceptación.
Tenía una estrategia clara. El gancho eran las lámparas, aunque lo que yo quería mostrar en realidad eran mis esculturas.
En aquella época, mi obra era figurativa. Realizaba pequeñas esculturas en resina de poliéster y en bronce, teniendo una buena acogida del público.
Más adelante, la escultura fue evolucionando al abstracto, con materiales como el acero y la chapa de bronce, lo que produjo una caída brutal en las ventas.
A este cambio en la escultura se sumó el comienzo de la crisis y un declive de las ferias de artesanía.
Tenía varias opciones para aumentar mis ventas.
Reciclarme y comenzar a realizar joyería en plata, cosa que hicieron muchos compañeros o dar marcha atrás en mi obra escultórica, volviendo a un figurativo mucho más comercial.
Opté por abandonar las ferias, mi mercado no estaba allí, y no estaba dispuesto a frenar en seco una evolución natural. Te das cuenta que cada cosa tiene su lugar, el mío y el de mis esculturas no era ese.
No me arrepiento en absoluto de haber tenido esta experiencia, he aprendido mucho y traté con grandes profesionales con los que compartí muy buenos momentos conociendo desde dentro un sector en peligro de extinción.
Creo que cuando luchas por algo, no debes dar marcha atrás, pero si tener siempre presente la experiencia vivida, tus éxitos, y sobre todo tus fracasos.
Cuando veo que una persona abandona la actividad por la que ha luchado y ha dejado su piel en ella, para reciclarse en otra, me produce una profunda tristeza. Sé que hay que enfrentarse a la realidad y que las cosas no están para vivir de algunas profesiones, pero también creo que estamos en un momento en el que vemos muchos “profesionales” mediocres, que se limitan a “cubrir el expediente”, puesto que hacen un trabajo en el que no creen.
Me llamaran utópico, romántico o soñador, yo mismo el día de mañana me “reciclaré”,
pero lo que nunca abandonaré será todo por lo que he luchado, aunque el tiempo dedicado a ello sea menor.

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